Nuestro sistema político está rebasado, ya no responde a las realidades que vivimos en el país. Pensar en un sistema parlamentario sería como utilizar esquemas que funcionan muy bien en Europa, pero que no van de acuerdo con nuestras necesidades políticas. Por otro lado, seguir con el sistema presidencialista y multipartidista tal y como está actualmente, no parece dar los resultados que necesitamos los mexicanos.
Podemos sentirnos orgullosos de que tenemos un sistema de partidos plural y que todas las corrientes ideológicas están representadas en el parlamento. Sin embargo, esto nos está costando mucho en eficiencia, pues por la propia naturaleza de un tripardidismo no se han podido lograr las mayorías para sacar adelante las tan necesitadas reformas estructurales. En el asunto de seguridad, por ejemplo, siguen faltando acuerdos para crear mandos únicos o cualquiera que sean las modificaciones jurídicas requeridas para superar esta crisis de seguridad originada por el combate al crimen organizado.
El fin de semana, Santiago Creel estuvo en Michoacán. No solamente vino a respaldar la candidatura del Senador Marko Cortés al gobierno del estado y a buscar liderazgos para su proyecto a la Presidencia de la República, el senador también explicó en diversos foros su propuesta de lo que llama un gobierno de unidad nacional. Según explicó Creel hay dos formas para lograr mayorías en el Congreso que sean capaces de sacar adelante reformas sin demeritar la pluralidad: Una es por medio de las segundas vueltas, esto es, que los dos candidatos que tengan el mayor número de votos participen en un segundo proceso del que saldrá el ganador, quien lo hará con un margen mayor de votos al que obtuvo inicialmente. Esta fórmula es común en muchos países, por ejemplo Brasil. La otra forma es creando gobiernos de coalición que no solamente compartan un programa para el ejecutivo, sino que también tengan una agenda común en el Congreso de la Unión. Esa es la opción que abandera Creel.
La propuesta podría parecer simplista para muchos que preferirían reformas sustanciales al sistema político, sin embargo, ese ha sido precisamente el problema, que las leyes no se modifican porque no hay mayorías que las respalden; y no hay mayorías porque no existen incentivos para los partidos políticos para lograrlas. Como hemos visto durante muchos años, es un círculo vicioso que solamente se rompería con una propuesta práctica y operada de manera muy inteligente.
Si no se toman cartas en el asunto, las cosas seguirán como hasta ahora, como lo denuncia el senador panista: monopolios que no dejan crecer la economía, una distribución de la riqueza inequitativa (10 por ciento de la población controlando el 40 por ciento de la economía mientras que diez por ciento controla solamente el uno por ciento), un legislativo que no se atreve a hacer cambios sustanciales porque esta atorado en la partidocracia, una oposición que prefiere que se hunda el barco a aceptar que coincide con las posturas del gobierno (aunque ‘estas sean las mejores para el país), un sistema fiscal que tiene cautivos a unos cuantos mientras que los grandes consorcios y la mayoría de la población no paga impuestos, etc. La propuesta es viable, falta ahora la voluntad política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario