miércoles, 30 de marzo de 2011
El gobierno de unidad de Santiago Creel
Podemos sentirnos orgullosos de que tenemos un sistema de partidos plural y que todas las corrientes ideológicas están representadas en el parlamento. Sin embargo, esto nos está costando mucho en eficiencia, pues por la propia naturaleza de un tripardidismo no se han podido lograr las mayorías para sacar adelante las tan necesitadas reformas estructurales. En el asunto de seguridad, por ejemplo, siguen faltando acuerdos para crear mandos únicos o cualquiera que sean las modificaciones jurídicas requeridas para superar esta crisis de seguridad originada por el combate al crimen organizado.
El fin de semana, Santiago Creel estuvo en Michoacán. No solamente vino a respaldar la candidatura del Senador Marko Cortés al gobierno del estado y a buscar liderazgos para su proyecto a la Presidencia de la República, el senador también explicó en diversos foros su propuesta de lo que llama un gobierno de unidad nacional. Según explicó Creel hay dos formas para lograr mayorías en el Congreso que sean capaces de sacar adelante reformas sin demeritar la pluralidad: Una es por medio de las segundas vueltas, esto es, que los dos candidatos que tengan el mayor número de votos participen en un segundo proceso del que saldrá el ganador, quien lo hará con un margen mayor de votos al que obtuvo inicialmente. Esta fórmula es común en muchos países, por ejemplo Brasil. La otra forma es creando gobiernos de coalición que no solamente compartan un programa para el ejecutivo, sino que también tengan una agenda común en el Congreso de la Unión. Esa es la opción que abandera Creel.
La propuesta podría parecer simplista para muchos que preferirían reformas sustanciales al sistema político, sin embargo, ese ha sido precisamente el problema, que las leyes no se modifican porque no hay mayorías que las respalden; y no hay mayorías porque no existen incentivos para los partidos políticos para lograrlas. Como hemos visto durante muchos años, es un círculo vicioso que solamente se rompería con una propuesta práctica y operada de manera muy inteligente.
Si no se toman cartas en el asunto, las cosas seguirán como hasta ahora, como lo denuncia el senador panista: monopolios que no dejan crecer la economía, una distribución de la riqueza inequitativa (10 por ciento de la población controlando el 40 por ciento de la economía mientras que diez por ciento controla solamente el uno por ciento), un legislativo que no se atreve a hacer cambios sustanciales porque esta atorado en la partidocracia, una oposición que prefiere que se hunda el barco a aceptar que coincide con las posturas del gobierno (aunque ‘estas sean las mejores para el país), un sistema fiscal que tiene cautivos a unos cuantos mientras que los grandes consorcios y la mayoría de la población no paga impuestos, etc. La propuesta es viable, falta ahora la voluntad política.
martes, 15 de marzo de 2011
Los presuntos tribunales de la opinión pública.
Presunto Culpable, ya dio mucho de qué hablar y seguramente será tema de la agenda pública mientras se mantenga el debate entre si se censura la cinta o definitivamente queda libre para trasmitirse en las salas de cine. Aunque las redes sociales (e incluso la piratea) ya hicieron su trabajo y millones de mexicanos ya vieron el documental.
El problema con los “tribunales” de la opinión pública es que no existen reglas claras para definir quiénes y en qué términos tienen derecho a presentar argumentos a su favor. El derecho a la información, aunque esté estipulado en la Constitución Política, sigue siendo un ideal en México pues tienen acceso a los medios quienes se encuentran en un nivel político o económico elevado, y los medios tienen la capacidad discrecional de elegir qué es importante para difundir y qué no.
Presunto Culpable, puede ser considerado como un éxito en la penetración en la opinión pública en pro de los derechos ciudadanos, la cinta debe ser considerada un buen ejemplo de cómo presionar a través de “los tribunales” de la opinión pública para lograr un buen fin. El problema es que el acceso a la opinión pública mayoritariamente se da através de los medios masivos de comunicación y éstos -- antes que otra cosa-- son empresas con intereses propios: hoy defendieron una causa justa, la reforma al sistema penal de justicia, pero mañana podrán defender ( o acallar) cualquier otro tema, como los monopolios en México, el aborto, etc. Las redes sociales están haciendo su trabajo para democratizar el acceso y la difusión de las ideas diversas, sin embargo, aún estamos en pañales.