lunes, 30 de agosto de 2010

¿Son los medios determinantes para ganar una elección?


Después de haber participado y coordinado campañas durante más de diez años, la conclusión es que el buen uso de los medios de comunicación para la difusión del mensaje es unos de los principales factores para ganar una campaña, pero no es único. El triunfo de una campaña está determinado por factores como: el voto duro del partido, la percepción que la gente tenga del partido en el poder, la cantidad de recursos económicos y humanos que se puedan sumar a la campaña, el mensaje, el candidato, la coyuntura política, la estrategia de movilización el día "D" y hasta si llueve o no el día de la elección.

Cuando se habla del papel de los medios en la campañas electorales hay una generalización de toda la "información" que de menciona respecto de las opciones políticas que compiten. Sin embargo, habría que diferencia entre los espacios publicitarios o spots (que de acuerdo con las reformas al sistema electoral mexicano tiene que ser comprados a través de los institutos electorales) y los espacios informativos.

En los primeros el margen de maniobra de los medios es limitado. Los estrategas electorales diseñan un mensaje y los medios sólo cumplen con transmitirlo. Tal vez antes de la reforma electoral del 2008 pudo haber quedado a discreción de los programadores la hora en la que aparecía el mensaje, especialmente en la radio. Ahora con las nuevas reglas los espacios quedan distribuidos por disposiciones oficiales.

Si el mensaje es el adecuado, si "pega" o no es responsabilidad del candidato y del diseño que haga su equipo de estrategas.

El verdadero margen de maniobra de los medios de comunicación en las campañas y especialmente previo a éstas es a través de los espacios informativos. En el caso de los medios electrónicos, los noticieros que se supone son imparciales y sólo le limitan a "reflejar" la realidad política, tienen el poder de dar o quitar presencia; de enfatizar los defectos o virtudes de los competidores. En la jerarquización y el enfoque de la información se refleja la facultad que los medios tienen para engrandecer o minimizar a un candidato. ¿Quién y porqué es invitado a dar una entrevista?, ¿porqué uno sí y otros no?, ¿quién aparece en los espacios principales de los noticieros o los diarios? Durante las campañas no sólo hay que tener una buena propuesta sino hay que tener la plataforma para darla a conocer. Nadie vota por quien no conoce.

En una elección competida esto representa un verdadero problema pues, como bien lo indican los lineamientos del marketing político, las campañas las deciden los indecisos. En otras palabras, en una elección la mayor porcentajes del voto están decididos incluso antes de empezar la campaña, como dice Lazarsfied (la campaña ha terminado) lo que se conoce como voto duro de los partidos. Pero un porcentaje, que a nivel nacional oscila en un 20 por ciento deciden su voto por factores como los líderes de opinión primarios y en una medida por la información que reciben a través de los medios. Esto quiere decir que no aparecer en la pantalla o hacerlo de manera negativo es un suicidio político.

En las última década México ha transitado por un proceso democratizador pero hay terrenos con cuentas pendientes como el establecimiento de reglas claras para la equidad en la información. Nuestra Ley Federal de Radio y Televisión es anacrónica. Sin duda la ética periodística y la autorregulación de los medios (a través de declaración de principios y códigos de ética) serían avances importantes pero aún insuficientes. Una democracia fuerte requiere medios independientes y éticamente sustentables.

domingo, 8 de agosto de 2010

Drogas: legalizar o no legalizar, 'that is the question'

Y se abrió el debate. En una jugada política muy inteligente (pues no tomó postura) Felipe Calderón, propuso que se debatiera la viabilidad de legalizar las drogas. Este tema es como el aborto, hay de dos sopas o estas a favor o en contra. Y es doblemente interesante pues estamos en la antesala del proceso electoral para renovar la presidencia de la República y la totalidad del Congreso . Los presidenciables tendrán que tomar una postura al respecto, no hay de otra. ¿Podrán hacerlo con una visión de Estado y no pensando en las elecciones? Complicado.


Por supuesto que este tema genera controversia pues sólo pensar que tus hijos puedan ir a la tiendita de la esquina por unas “tachas” para animarse antes de hacer la tarea levanta ronchas a muchos padres de familia. O imaginar que (pagando sus respectivos impuestos) se pueda pedir a domicilio unos “pasones” para aguantar la desvelada o el ritmo de trabajo resulta extremista para algunos.

Analicemos la situación. En México, según cifras oficiales , van más de 28 mil muertos a causa de la guerra en contra del narcotráfico. El número es fácil de escribir, pero ni siquiera puedo imaginarme 28 mil ataúdes en línea, qué decir de la cantidad de familias que se quedaron sin un ser querido con las consecuencias que esto implica.

Ayer el ex presidente Vicente Fox sorprendió diciendo que es necesario la legalización de la producción, venta y distribución de la droga. La postura es un tanto cómoda pues ya no es presidente. Quienes lo apoyan parten de la idea de que quien quiere consumir droga lo hará de cualquier forma y en este país no parece tan complicado conseguirla. Los análisis de los economistas dicen que en la ley de la oferta y la demanda, la legalización de los estupefacientes reduciría su precio y por tanto dejaría de ser un negocio atractivo para los cárteles. El problema es ¿qué hará el ejercito de gente que se mantiene de eso, se dedicarán de tiempo completo al secuestro o al extorsión?

Para apoyar la legalización se pone como ejemplo lo que ocurrió en Estados Unidos cuando era prohibido la venta del alcohol. En esos tiempos (los 20’s) se crearon cárteles legendarias como el de Al Capone y fueron perdiendo poder con la regularización de la venta (o tal vez sólo diversificaron el negocio).

La prohibición genera una cadena de corrupción con las autoridades que terminaría con la regulación de la droga, dicen los expertos. Puede ser, lo cierto también es que la corrupción es un problema tan arraigado en nuestro país que encuentra un buen caldo de cultivo en el narcotráfico pero éste no es su principal razón.

Como se puede ver el tema no es fácil, existen mil variables más a considerar y cada una tiene sus consecuencias. Sin embargo, el hecho de poner este tema a debate habla de la gravedad del problema y de la necesidad de llamar a las cosas por su nombre para poder solucionarlas.

El presidente ha reconocido que la estrategia contra el crimen organizaron no ha sido la mejor. Nadie dijo que sería fácil, pero esto ya llegó a límite. Ojalá y los actores políticos tuvieran la capacidad de tomar una postura contundente y visionaria y no sólo actuar dejándose guiar por las encuestas que seguramente ya se están elaborando. Es tan absurdo, pero así funciona la política. No me imagino a Peña Nieto, AMLO, Ebrar, Cordero, Creel, Beltrones o cualquiera de los aspirantes apoyando una postura sin antes haber consultado la pitonisa electoral. Por eso Wiston Churchill tenía tanta razón cuando decía “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. México está urgido de un estadista, sólo uno de ellos podría apoyar cualquiera de las posturas y llevarla hasta su término sin importarle la “opinión” de la mayoría, pero por desgracia nuestro sistema democrático no funciona así.



www.victorzepeda.com

lunes, 2 de agosto de 2010

Congreso del Estado vs Sistema Michoacano, la ausencia de medios públicos

En la Comisión Bicamaral del Canal del Congreso de la Unión preparamos los festejos pora el X Aniversario del canal legislativo. El evento se realizará del 7 al 10 de septiembre en ambas cámaras. El objetivo es poner a debate la importancia que ha tenido este medio público en la democracia mexicana. Es también una buena momento para cuestionarnos porqué las legislaturas locales no cuentan con medios propios para difundir sus actividades, porqué no existen medios locales de servicio público que den acceso a las diferentes fuerzas políticas y niveles de gobierno en su obligación por trasparentar su quehacer. ¿Es asunto de dinero, cómo se ha afirmado? No, necesariamente, el problema radica más bien en un diseño estructural de la función que cumplen los medios de difusión que administra el gobierno.

En días pasados fuimos testigos del debate que mantuvieron algunos diputados locales en torno a la “parcialidad” en las trasmisiones del Sistema Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV) que dirige Carmen Escobedo. La diputada Macarena Chávez, presidenta del Comité de Comunicación Social del Congreso del Estado, denunció la falta de pluralidad en la información del SMRTV: “muy cargado al PRD” dijo la legisladora panista.

El problema de fondo, es que los sistemas de comunicación en los estados pertenecen y están a disposición de los gobiernos en turno. Eso quiere decir que el gobernador puede disponer de la televisora a su antojo (aunque en teoría se diga otra cosa). La diputada Macarena se quejó también de la falta de equilibrio en la información entre los tres poderes del estado. Por supuesto, de no existir un medio de servicio público con autonomía de gestión, con un consejo consultivo ciudadanizado, con lineamientos editoriales claros y vinculatorios eso no será posible.

El tema está viciado desde sus orígenes. Repasemos. Para desgracia de todos los mexicanos, la radiodifusión en este país nunca fue vista como proyecto del Estado mexicano, sino como un asunto entre particulares. Recordemos que fue el propio Lázaro Cárdenas quien obligó a los radiodifusores de su época a organizarse en cámaras de comercio lo que posteriormente los cohesión como industria y los convirtió en un poder fáctico, como lo describe la investigadora Fátima Fernández. Posteriormente en tiempos de Miguel Alemán, quien definió el sistema televisivo para México, se decidió copiar el modelo estadounidense dejando de lado el sistema público utilizado hasta hoy día en Europa. Estos mismos modelos se replicaron en el resto de los estados de la República.

El gobierno mexicano ha apoyado su responsabilidad de comunicar en los medios comerciales a través de la compra de espacios publicitarios y ha desaprovechado --al no potencializar los medios públicos-- una herramienta fundamental propia para la formación de ciudadanos. Ha descuidado la cobertura y la credibilidad de los pocos medios que administra pues son visto como medios de gobierno y no de servicio público.

Si no tenemos medios al servicio de los ciudadanos fortalecidos es porque al Estado no le ha interesado. Es más, ni siquiera existe una definición clara en nuestras leyes del concepto “medio público” y en consecuencia no hay políticas que garanticen la imparcialidad, el acceso universal y el derecho a la información de todos.

El falta de pluralidad de la que hablan los legisladores locales sólo tendrá una solución de fondo cuando el SMRT esté libre de presiones del poder político (en cualquiera de sus niveles) para esto hay que rediseñar el concepto de medio público.

* Secretario Técnico Comisión Bicamaral del Canal del Congreso